"El autocuidado no es autocomplacencia, es autopreservación y un acto político de resistencia" -Audre Lorde
Cuando viajamos en avión, las instrucciones de seguridad lo dicen claramente: “en caso de una despresurización, tome primero usted su mascarilla y después ayude a otras personas”. Esta instrucción debería aplicarse en todas las situaciones de nuestra vida pues, ¿cómo podemos ayudar a alguien más si antes no nos aseguramos de nuestro propio bienestar?
Las personas que cuidamos de otras personas, ya sea porque así lo decidimos o porque las circunstancias de la vida así nos lo requirieron, nos vemos en una constante exigencia de poner muchos de nuestros recursos personales al servicio de las y los demás. Si bien, generalmente lo hacemos con una buena disposición y compromiso, todo el tiempo nos encontramos con desafíos intelectuales, físicos y emocionales, así como con situaciones emergentes que a menudo debemos resolver, poniendo muchas veces nuestras propias necesidades de lado.
Esta tendencia a brindar nuestros recursos emocionales, afectivos e incluso económicos al grado de descuidar nuestras propias necesidades, genera progresivamente efectos negativos en nuestra salud física, estado de ánimo, energía y disposición para disfrutar de nuestra vida personal y familiar. Estos efectos nos desgastan y nos atrapan en un vórtice de síntomas que pueden llegar a extremos tales como la ansiedad, el abuso de sustancias, la depresión e incluso el suicidio.
Por todo lo anterior, es de suma importancia implementar en nuestro día a día un proyecto de autocuidado para reestablecer nuestros propios recursos tomando en cuenta las áreas física, emocional e interpersonal. A continuación proponemos algunas acciones para generar nuestro plan integral de autocuidado:
1. Haz un diagnóstico de tu situación actual. El primer paso para lograr cualquier cambio en nuestra vida es darnos cuenta de cómo estamos afrontando los retos cotidianos. Esto se logra con un proceso de autoobservación, afinando nuestra atención y consciencia. Entre los elementos a considerar en este autodiagnóstico es necesario detectar y enlistar nuestros principales factores de estrés, así como identificar nuestros síntomas actuales de desgaste y cómo los estamos enfrentando.
2. Implementa estrategias para cultivar una vida personal satisfactoria. Es de suma importancia encontrar un balance entre nuestras actividades de cuidado a otras personas y nuestra propia vida, pues ayudar es una labor que nunca termina y si no nos damos cuenta, acabaremos descuidando e incluso perdiendo los límites. Al disfrutar de una vida personal plena mejoraremos nuestro bienestar, lo cual se reflejará posteriormente en una mejor disposición y apertura ante las necesidades de las y los demás.
Las áreas en las que debemos poner atención para fomentar este balance en nuestra vida son:
3. Establece metas de autocuidado a corto y mediano plazo.
De acuerdo a cada una de las áreas definidas en el punto anterior, es conveniente formular por escrito un plan que estipule al menos una acción concreta de autocuidado a realizar en cada una de estas áreas, así como el tiempo y los recursos necesarios para lograrla. Es importante comenzar con metas sencillas, realistas y satisfactorias para que el plan no se vuelva un factor más de demanda y estrés. Por ejemplo si una acción es: “comenzar a practicar yoga”, es necesario considerar las diferentes opciones y escuelas, el tiempo y recursos disponibles para hacerlo, así como lo que quiero lograr con ello. Explorando los propios gustos, necesidades y recursos será mucho más fácil elegir las actividades y establecer metas alcanzables y satisfactorias.
4. Consigue personas aliadas.
Una persona o grupo de personas aliadas o “cómplices”, nos brindarán apoyo y motivación para elaborar y mantener nuestro plan de autocuidado. Es importante elegir a personas con las que exista un vínculo de confianza mutua, pues serán quienes nos acompañen y monitoreen nuestro estado físico y emocional, así como el resultado de nuestros esfuerzos, a la vez que nos proporcionarán la presión constructiva que nos permitirá ir realizando cambios sustanciales en nuestra vida.
Como vimos, comprometernos con nuestro propio bienestar no es egoísmo, tampoco narcisismo ni hedonismo, es una necesidad fundamental para fortalecer nuestros recursos y lograr un balance adecuado en nuestra vida. Recordemos que el corazón bombea sangre primero para sí, antes que llevarla al resto del cuerpo, pues de otra forma moriría provocando también la muerte de todo el organismo. Por ello, tenemos que practicar el arte de cuidarnos con la misma entrega y compromiso con que cuidamos a otras personas, pues también merecemos disfrutar plenamente de una vida personal sana y equilibrada.
Este artículo fue publicado originalmente en la página del proyecto "Yoga Interseccional" en el que tengo el gusto de colaborar.
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